lunes, 17 de diciembre de 2018

Del baño y de mi

Hoy, por fin, luego de meses y meses de fantasía, logré comenzar a pintar el baño. Fue maravilloso. Saqué la pintura descascarada y le eché la pintura. Será un baño hermoso.
Es lindo porque por primera vez puedo pintar un baño de un color que no sea blanco, porque mi mamá siempre ha sido una obsesa de las paredes blancas y el único lugar donde no reinó su tiranía fue en la que era mi pieza.
Rodrigo me aguantó un baño calipso. Es mas, lo apoyó.
¿Por qué me hace feliz pintar el baño? Por muchas razones.
1) Principalmente porque se convirtió en mi obsesión desde que era una mujer apatronada en lugar de una mujer cesante y ni siquiera alcancé a recuperar fuerzas desde el trabajo cuando comenzó toda esta cosa de las operaciones, la preocupación de la familia, el tiempo de hospital, el dolor, la amenaza del cáncer, la amenaza de sacar el pulmón... ok, han pasado muchas cosas y cuando pasan muchas cosas, una le empieza a encontrar un brillo diferente a las cosas banales y triviales como es, pintar el baño.
2) Porque si.
3) Porque me encanta pintar piezas, me encanta que una weá que era blanca sea del color que se me dió la regalada gana.
4) El baño estaba feo, tenía pintura descascarada y no era congruente con el resto de la casa, que vive casi y cuasi ordenada, que ha tenido sus tímidos enchulamientos en éste tiempo y que he llegado a sentir como parte mía.
5) Porque me estaba aburriendo y pintar el baño ayuda a desaburrirse.

El aburrimiento en el liceo no era problema. El aburrimiento en la fila del banco no es problema. El aburrimiento en la vida adulta y cesante es claramente un problema.
Me llamó la atención mi propio aburrimiento porque por primera vez en la vida, deseé, conscientemente... es decir pensé "wn, quiero... QUIERO trabajar".
La gente no quiere trabajar, nadie quiere.
Jamás había llegado a ese nivel de aburrimiento.
Luego pensé y pensé, sentada sobre un tronco, como Winnie de Pooh y llegué a la conclusión de que mi problema ha sido solo de enfoque... EXCESO DE ENFOQUE.
No es cierto, eso sería bueno.
Porque claro, se me quitó el dolor, había descansado, había dormido sin culpa, había tenido un paréntesis que probablemente nunca tuve antes y de pronto, me encontraba llena de energía y vitalidad. No pude evitar una sensación de que podía dedicarme a hacer lo que quisiera y al mismo tiempo, dándome cuenta de que no sé hacer nada realmente.
Me lamenté un par de días... no días completos, sino que ese lamento que te ataca, te tira al suelo y luego se aleja porque encontró a alguien mas divertido de fastidiar, porque lo cierto, es que yo no opongo mucha resistencia.
Y bueno, me enfoqué, o intento enfocarme en la acción de enfocarse al menos.
Y así es como terminé pintando el baño.

No es cierto, el baño es mi refugio contra las crisis existenciales. No puedo tener una crisis, porque estoy ocupada pintando el baño, echando pasta muros, lijando, sacando pintura vieja, limpiando hongos... Etc.

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