jueves, 20 de septiembre de 2018

La UTI que no es la UCI parte III

Aunque claro, al tercer día llegó nuevamente un kinesiólogo y estaba vez si logré levantarme sin parecer una doncella de la edad media que se desmaya por todo. 
Con eso ya pude ir al baño siempre que alguien me prestara su brazo y como era domingo y Rodrigo no tenía que ir a trabajar, se las ingenió para que el guardia lo dejara entrar fuera del horario de visitas y estuvo conmigo toda la tarde. 
Al día siguiente me mandaron para la sala común.
No sin que antes una amiga le dijera a la gente que yo estaba en la UCI, lo que generó que un amigo no tan cercano se preocupara y me creyera en riesgo vital.
Fue así como tuvimos una conversación de whatsapp que terminó conmigo dejando de lado el teléfono porque me dolía reírme. 
YO: Es la UTI, unidad de tratamiento INTERMEDIO! no intensivo. 
AURORA: Google me dice que eso es la uci, y yo le creo mas a google que a ti que estás en medio de los acontecimientos. 
GONZALO: Y yo vi que a la gente la llevan a la UCI en doctor house, así que esa es la verdad.
AURORA: nuestras fuentes son muy confiables, mas tarde buscaré un video en youtube y entonces no tendremos mas dudas. 
Ese día, previously, el cirujano me preguntó si estaba dispuesta a irme para la casa, y yo le dije que feliz me iba. Entonces me hicieron una nueva radiografía, pero resultó que mi pulmón no estaba tan bien inflado, así que no me podía ir aún. 
Bueno, al menos ya tenía un horario de visitas decente, y ya no tenía que avisarle a nadie que iba al baño, solo a mi misma. 

La UTI que no es la UCI parte II

Mi mamá se reía día mas tarde, cuando le dije que estando hospitalizada no había cabida para andarse cohibiendo con cosas, que era o el orgullo o la salud, un concepto que asimilé en el momento en que ocupé la chata por primera vez.
Igual era una paja... todo se siente como una real paja desde que me operaron, pero levantar la cadera para que te pongan una chata cuando estas recién operada, por dopada que te tengan, no es divertido. Menos divertido es cuando no te quieres dopar tanto porque no quieres vomitar.
Mucho menos divertido fue cuando me cambiaron las sábados y fui prácticamente obligada a apoyarme en mi lado izquierdo, cosa que jamás habría hecho en mi vida bajo esas circunstancias, porque ocurría el pequeño detalle de que tenía un tubo de drenaje metido en el pulmón para sacarme el líquido que se había producido.
Resulta que cuando te abren cerca de los pulmones, o te operan un pulmón propiamente tal, el pulmón recibe la presión externa y se achica, así que cuando se vuelve a cerrar, hay que volver a inflar el pulmón para que vuelva a su estado normal. Cómo se hace eso? Pues poniéndole un tubo de drenaje que inicialmente sopla aire dentro para que salga el líquido y entre el aire. Así que estaba yo, con un drenaje asqueroso que me hacía sentir inhabilitado mi lado izquierdo.
Tampoco podía usar mucho mi mano derecha, porque tenía dos agujas en la muñeca, una para sacarme sangre para los exámenes y otra para inyectarme esos buenos analgésicos y el suero.
También tenía una aguja en la espalda, que era la que me proporcionaba el medicamento que me causaba vómitos y que nunca mas volví a usar luego de que dejaron de administrármelo constantemente.
También tenía electrodos en el pecho y una cosita para la saturación. Y la naricera, por su puesta. Nombrándolas no se siente como tanta cosa, pero en el cuerpo era diferente.
Al segundo día comencé a comer sólidos.
Al segundo día, también vino una kinesióloga en la mañana, me sentó en la silla y le dije que quería poder ir al baño sola. Entonces íbamos a salir a caminar. Pero en el último momento me anduve descomponiendo, vi puntitos y entonces me obligaron a acostarme de nuevo.
Ese fue un día sad. No me volvieron a levantar, porque la kinesióloga estuvo muy ocupada, y sabía que mientras mas demorara en volver a moverme, mas tardaría en salir ese tubo que me tenía histérica.
Ese segundo día todo valió verga.

Hospitalicosas II

Ocurrió que mi primer día de hospitalizada, fueron dos amables chiquillas que se presentaron como integrantes del grupo "Humanización del paciente y apoyo espiritual".
"Oh shit, apoyo espiritual... de los creadores, de no cree en nada? no tiene religión? de verdad no cree en nada?".
Las dos amables niñas, luego de presentarse, me preguntaron cómo me sentía respecto a la operación que se venía y yo me limité a decir que estaba tranquila, que luego del ingreso solo me quedaba esperar.
En mi imaginación, esas mujeres entraron en pánico.
"Oh shit, está tranquila, entonces qué le decimos ahora?".
Así que luego de ese pequeño traspié comenzaron a preguntarme por mi vida, que si tenía pareja, que si tenía familia, que si podía sangrar...
Les conté que tenía pareja, que llevabamos dos años y algo y me preguntaron si tenía intenciones de matrimonio.
-No sé...
-Bueno, a lo mejor con esto se decide...
-No podemos casarnos porque me acabo de divorciar, y si quisiera casarme debo esperar 230 días antes de poder hacerlo...
Eso debí decirles, por babosas, pero me aguanté.
Luego me preguntaron si tenía hijos.
-No.
-Hermanos chicos?
-No.
-Sobrinos?
-No.
-Algún niño en la familia? por favor, danos algo.
-No.
-Es que la gente siempre tiene niños en su familia...
-Si, es lo normal, pero no, no tengo, porque soy única y diferente.

La conversación obviamente fue menos incómoda de lo que la describo, y muchas de las cosas supuestamente dichas en voz alta no se dijeron en realidad.

Y ahí estaba yo, ignorándolas, tranquilamente, deseando que se fueran lo antes posible.
Luego, fue mi evento en que Rodrigo se demoraba en llegar a verme antes de ir a pabellón, probablemente ellas hubieran sido felices de verme ahí, para decirme "No estás tan tranquila ahora, verdad?".

Tuve un segundo encuentro con la gente del apoyo espiritual, justo el día que estaban pensando en darme el alta, en que llegaron las señoras a decirnos que harían una campaña de oración y que teníamos que anotar nuestros deseos en un papel que nos pasaban para que ella lo rezaran después.
No mentiré, cuando ciertas personas, relativamente cercanas me dijeron que rezarían por mi antes de la operación, les agradecí honestamente, no por el rezo en si, sino porque el trasfondo de eso eran buenos deseos y mal que mal, no eran personas lejanas ni que yo odiara, pero cuando me presentaron este formato de deseos en forma de rezo al viento, rodeada de señoras realmente enfermas, gente con dolor, con náuseas, con molestias crónicas, no pude menos que sentirlo como una burla y les devolví su papel de mierda una vez que advertí que me lo habían pasado.
-No pediré nada.
-Pero, y por su salud?- me insistió la jubilada ociosa.
-No... no me interesa.
La sra se alejó intentando disimular su molestia. Me quedé pensando, que si fuera por pedir algo que de verdad se pudiera cumplir, podría simplemente pedir que todos en el hospital se mejoraran, o que ya no existieran dolencias graves o pedir por la salud mundial... pero el resultado es el mismo, es algo que no se cumplirá.
Me quedé pensando además que si al menos tuvieran la decencia de vendernos la religión como un simple apoyo, como un amigo invisible que te acompaña cuando el resto se ha ido, como una compañía simbólica y moral, al menos tendría algo de sentido, que la gente simplemente buscara una sensación de apoyo... pero pedir weás... eso es una maldad.
Ahora, si ellos son los responsables de que al paciente se le trate harto mejor que hace varios años atrás, pues, bien por ellos.

sábado, 15 de septiembre de 2018

La UTI que no es la UCI

Cuando recién desperté luego de la operación, pensé que aún no acababa. El comienzo de la anestesia había sido bastante divertido dentro de todo. Primero me habían puesto una vía en la mano, y luego de varias amenazas de "esto va a molestar un poco", "vas a sentir un pinchazo", descubrí que ya no habría mas dolor, porque la vía estaba puesta.
Me sentaron en la camilla del pabellón, y en el momento en que comencé a ver doble el anestesista ya me estaba diciendo "vas a empezar a ver cositas". Así que eso era el comienzo de la anestesia, así que estaba bien. Sentada en la camilla me pusieron una epidural, que tampoco sentí, y que solo me causó un poco de aprehensión cuando el anestesista "jefe" pregunta "quien va a poner la epidural?". "Oh shit, me pondrá la epidural un estudiante...".
Vi un futuro de dolores de espalda por el frío, pero pensé, no puede ser peor que lo que le pasó a mi tía, que un paco al que le estaban enseñando primeros auxilios en la posta, fue el que tuvo el honor de ponerle la raquídea cuando la pobre estaba con labor de parto. Public people.
Así que cuando desperté, luego de ese show, pensé que seguía en el pabellón, o que tal vez no me habían operado, que a lo mejor había estrado el Doctor House y había descubierto que mis uñas estaban de un color inusual y eso era la señal inequívoca de que tenía una enfermedad misteriosa que no requería una biopsia.
-Ya terminó la cirugía- me dijo una TENS que estaba cerca de la camilla.
Entonces había despertado, entonces, no me había muerto en pabellón, lo había logrado.
Intenté mirarme el costado operado sin éxito. En eso apareció la cirujana que me había operado, para ver cómo estaba. Le pregunté si me habían tenido que abrir o no, y me dijo que no, que solo habían hecho tres incisiones. Me recuperaría mas pronto.
Mi emoción fue sustituida rápidamente por unas náuseas cuáticas que me llevaron a recuperar suficiente conciencia para sacarme la mascarilla de oxígeno, sentarme en la camilla y vomitarme en la mano. La tens tomó con tanta tranquilidad mi descompensación que no alcancé a alarmarme.
-oh, quiere vomitar- comentó mientras me pasaba un jarro donde seguí vomitando. Me limpiaron un poco la cara.
Cuando ya había devuelto la mascarilla de oxígeno a su lugar, observé la ausencia de dolor. En eso, entra Rodrigo a la sala. Me saqué la mascarilla para saludarlo, y entonces escucho a enfermeras y tens decirme desde varios lados de la sala "No puede sacarse la mascarilla! no puede hablar".
Me corrían las lágrimas, había demasiadas cosas que contarle a Rodrigo, como que había vomitado, como que había pensado que seguía en pabellón, como que me habían hecho 3 hoyos... cosas de vida o muerte!
Rodrigo me calmó, me dijo que se tenía que ir a trabajar pero que volvería en el horario de visitas de la UTI, de 17:30 a 18:30 hrs. El peor horario de la historia.
Luego entró mi mamá, justo a tiempo para verme vomitar nuevamente y asustarse, como se asustan las mamás. Intenté explicarle que era por la anestesia, que eso me había dicho ya alguien en la sala y que era normal. No me dejó hablar.
Durante el día me cambiaron la mascarilla a una naricera, como la que ocupa la niña de bajo la misma estrella y el resto de la tarde pensé en decirle a la gente que estaba lista para hacer la saga de divergente.
Una de las cosas horribles de la UTI era la inexistencia de reloj, sumado al hecho de que no dejaban tener celular, debido al riesgo de robo y porque metían bulla. Por cosas como la falta de noción del tiempo, ocurrió esa noche del viernes, que pensé que como ya había oscurecido, como ya había habido cambio de turno de las enfermeras y parecían haber ocurrido muchas cosas, eran probablemente la 1:30 de la mañana. Pero eran solo las 21:30 hrs. según me informó una enfermera.
Entonces tuve ganas de hacer pipí, en un horario indefinido de la noche.
Vi a un tens y le pregunté si me podía levantar al baño. Me dijo que con todas las cosas que tenía conectadas era difícil, y que si me habían operado recién ese día, solo un kinesiólogo podía levantarme de la cama... cosa que no habría hasta el día siguiente.
-Le puedo traer la chata- esa era la razón por la que llevaba un par de horas aguantando.
-Bueno...
Lo cierto es que es menos terrible de lo que una imagina. Finalmente hay cierto sentido de entrega en esas condiciones.

Hospitalicosas

Pero no todo fue drama antes de la operación, también hubieron momentos graciosos, como aquel cuando llegué a hacer mi ingreso, y un hombre me pasó una encuesta para completar.
Yo queriéndo contestar la mugre de encuesta pronto para poder ingresar pronto por un lado, y el tipo pidiéndome todos mis datos por otro lado y en paralelo pidiéndome que contestara la encuesta sin incongruencias.
"Cómo evaluaría la limpieza del recinto y los... CUAL ES SU RUT?"
"En cuánto a la orientación que presentan los funcionarios, usted podría decir que es... CUAL ES SU RELIGIÓN?".

-Ninguna.
-Ninguna?
-No?
-No cree en nada.
-Si algo logra hacerlo callar en éste momento, creeré en eso.
Por supuesto que no le dije eso último, estaba demasiado molesta y agobiada, entre mi desesperación por contestar luego esa puta encuesta para entrar en el hospital y el hombre que insistía en interrumpirme a cada rato. Rodrigo le respondía la mayoría de las preguntas sobre mis datos, pero la interrupción seguía fastidiando del mismo modo.

Finalmente se dignó pasarme el folleto con la información, donde salían los horarios de visita, el tema de los donadores de sangre y todas esas cosas que de todas formas no sirvieron de nada, porque mi mamá no las retuvo, y aquellos a los que les mandamos fotos del folleto no pescaron y volvieron a preguntar las mismas cosas. Le pasé los folletos a mi mamá al final, para que se sintiera mas tranquila leyéndolos en la casa, cosa que tampoco hizo, y solo sirvió para que la cuestión quedara en la casa y yo agradeciera que ya me sabía los horarios de memoria, cosa que nadie mas, además de Rodrigo había logrado hacer durante la semana que siguió.



viernes, 14 de septiembre de 2018

No vengas nunca mas al hospital (posible primera parte)

Todo comenzó con una llamada, cual película de terror.
Era mi mamá, porque con ella si se pudieron comunicar los del hospital porque mi celular justo parece que no agarró señal. Pero claro, si se trata de recibir llamadas de cencosud y abcdin buscando a Segundo Cáceres ahí la señal baila, cual Jean Claude Van Damme.
Quien es Segundo Cáceres? No tengo la mas puta idea, solo sé que es alguien que no paga sus deudas.
Y bueno, mi mamá me cuenta que llamaron del hospital, que iban a hacerme la biopsia y que tenían toda la intención de operarme el jueves o viernes de esa semana (era lunes).
El día martes en la mañana me llamó una doctora para preguntarme si yo tenía unos exámenes que yo sabía con certeza que había dejado allá. Aproveché de preguntarle mas detalles, pero no sabía mas de lo que ya sabía la persona misteriosa que había llamado a mi mamá.
Parecía que me operarían el viernes, pero que debía confirmarlo, me iba a avisar.
Ya el miércoles, con toda la intención de levantarme para ir al hospital a preguntar (porque a todo esto, el resto del mundo si tenía mas preguntas que yo respecto a la operación que yo y me sentí con el debe moral de responder todas esas preguntas siendo que yo estaba convencida de que todo eso lo dirían en su momento y que si no lo decían antes es porque no era de vida o muerte), y entonces me llamó la doctora nuevamente para decirme que si me operarían el viernes pero que "estaban viendo el tema de la cama".
Yo, jurando que eso era suficiente información, quedé conforme y le comuniqué al mundo.
Pero, por donde te harán la incisión? cuanto demora el reposo? cuanto estarás hospitalizada? en cuántos de los 14.000 escenarios posibles ganamos? Y así, un sin fin de preguntas...
Te van a operar por el lado, por el frente o por arriba?
No sé! a mi será a la que me va a doler, por qué al resto le importa eso?
La verdad es que las dudas del mundo si eran legítimas, pero yo estaba en un estado de terror controlado que solo podía manejar intentando no pensar mucho sobre el tema hasta que llegara el momento, pero si una dice cosas así puede pasar por infantil.
Pero lo cierto es que una se puede morir con cosas así. Hasta ese momento, no sabía si me iban a abrir o si solo me harían incisiones, pero el escenario mas probable, según ya me habían comentado otros médicos antes, era que la cosa iba a ser "a tajo abierto". Así que yo estaba ahí, intentando manejar que tendría un tajo de 10 centímetros o mas en el medio del pecho y empecé a planear en el tatuaje que me haría para tapar esa cicatriz.
Qué tienes que llevar? No sé... pensaré en eso cuando me llamen! Pijama, utiles de aseo, un libro... cosas.
Me pasé todo el miércoles esperando que me llamaran, y entonces el jueves en la mañana me llama una señora que tampoco sabía mucho y que solo me dijo que debía intentar irme pronto porque tenían que hacerme un ecocardiograma.
Pico, me bañé, tomé desayuno... probablemente sería mi último desayuno con seres queridos así que no iba a salir corriendo solo porque la gente encargada de mi salud me lo dijera.
Ese día me hospitalizaron en una sala con 7 mujeres mas. Me dieron almuerzo a las 12:30, antes de que me volviera a dar hambre ya me estaban dando once a las 16:00 Hrs. y cena a las 18:30 hrs. Todo esto era muy anecdótico y contable por whatsapp a todo el mundo. Rodrigo estuvo conmigo hasta que se tuvo que ir a la pega y mi mamá estuvo conmigo hasta las 18:30 cuando se acabó el horario de visitas.
Me operarían el viernes "a primera hora", que era como a las 8, pero antes de eso me harían el ecocargiodrama, a las 7:45 aprox.
Lo primero que me dicen en la mañana, cerca de las 7 es que primero me harán el examen y que luego de eso debo prepararme para pabellón, que consistía en bañarme con un jabon especial, enjuagarme la boca con un enjuague especial, ponerme una sábana misteriosa y luego NO TOCAR NADA NUNCA MAS ANTES DE ENTRAR A PABELLÓN. PERO NADA!
Fuera de la histeria pabellonística, todo parecía ir bien, Rodrigo que venía en camino, llegaría a tiempo para estar conmigo antes de que me metieran a pabellón, mi mamá, ya estaba por llegar...
Entonces... cambio de planes.
-Vas a tener que ir a lavarte, te harán el eco y de ahí te vas a pabellón.
OK. No entré en pánico, total el eco se iba a demorar y mientras no estuviera, no había posibilidades de meterme a pabellón.
Me bañé con terror de tocar cosas, de no pasarme bien el jabón, de tocar cosas... sentía que cada descuido era la diferencia abrumadora entre salir viva del hospital y morir por una infección intrahospitalaria.
Cuando salí del baño pre paballonitisco llegó mi mamá. Ella tomó mis cosas, y antes de 5 minutos sentada llegó un paramédico a buscarme en la camilla de pabellón.
Las señoras de la sala me desearon suerte, bendiciones y todas esas cosas. Estaba tranquila, todavía debían hacerme un eco.
Ya en el sector del ecocardiograma, unos amables anestesistas hablaron conmigo, explicándome que no sentiría nada y esas cosas... En cuanto se fueron los anestesistas y luego de varios minutos escuchando a la gente comentar que el médico venía atrasado (el que debía hacerme el eco), y yo pensando "que se demora no más, así le da mas tiempo al Rodrigo de llegar de talagante"... de pronto llega gente a buscar y es que resultó que no me iban a hacer nah la eco, porque el médico andaba en reunión, se desocuparía a las 10 así que me iría a pabellón en ese instante.
Me sacan al pasillo, y yo mirando a todos lados, esperando ver a Rodrigo, pero solo estaba mi mamá.
El paramédico que me fue a buscar me ofreció hacer un poco de tiempo hasta que llegara, pero entonces vino uno de los cirujanos y me dice:
-No puedo hacer la mula, está el doctor ahí...
Comenzó el pánico. Por qué no llegaba? Empecé a decirle a mi mamá que lo llamara, ella comenzó a escribirle, con su velocidad de adulto mayor, yo estaba desesperada.
Afortunadamente faltaba mi ficha antes de llevarme a pabellón... el paramédico me dijo que iría a buscarla y que se tomaría su tiempo.
El tiempo que se tomó no fue suficiente... Rodrigo no llegaba, yo me iba a morir en el pabellón y no habría alcanzado a despedirme de Rodrigo, ese era el único escenario posible en mi cabeza sofocada por el pánico.
-No llore, si ya va a llegar.
Mas encima estaba llorando... me iba a morir en el pabellón y el último recuerdo mío de Rodrigo (si es que llegaba a tiempo) era de mi llorando... la idea de estar llorando solo me hacía llorar mas.
Finalmente escucho a mi mamá en la escalera gritando hacia el piso de abajo.
-Rodrigo! Acá!.
Me volvió el alma al cuerpo. Ya me podía morir tranquila en el pabellón.