martes, 29 de junio de 2021

Años de gato

 Por esas cosas de la vida, la democracia y el populismo, nos tocó la suerte éste año de tener dos lunes feriados al hilo. Por un lado, una ya no concibe la vida apatronada de oficina con semanas de 4 días, por otro, una se acuerda que no todos gozan de esos feriados, porque existen los super, el metro, y un pololo que igual le toca trabajar. 

Así que ocuparé esta energía y vitalidad para hacer algo inútil, cosa de luego poder quejarme de toda la pega que tengo y de lo cansada que estoy de trabajar. 

Hace un mes, tal vez mas, Rodrigo, en su trabajo, se encontró un cachorro gatuno y lo recogió. Me mandó un foto preguntándome si lo traía a la casa y yo... bueno, qué me dijeron, acepté altiro. 

Llegó esta criatura que resultó ser mas chica de lo que se veía en la foto, medio entumido, pero con tanta hambre que se comió todo lo que le dimos. Ocurría también, que el año pasado, intenté acostumbrar a un gato callejero, así que compré alimento húmedo y se lo dejé un par de días, pero el gato no volvió, dejándome con una cantidad considerable de alimento, con el que se vió beneficiado el cachorro de gato. 

Los gatos son complicados para averiguarles el sexo y como una es chapada a la antigua, no quise ponerle nombre hasta que supiéramos lo que era. Mientras tanto, fue "el gate". 

Mi cuñada insistía en ponerle nombres de mierda, que no le gustaban a nadie, pero mi aprehensión a nombrarlo era mas porque quería asegurarme que no era un gato moribundo antes de entregarle mi corazón mascotero, porque antes de la Gilda, la gata de mi mamá, yo era como Lisa Simpsons con los bola de nieve. 

Como Rodrigo trajo al gate a la casa un sábado, no fue hasta el lunes que lo pudimos llevar al veterinario, para que nos dijera qué era. En esos dos días, entre todos los nombres absurdos yo dije que si era niño le íbamos a poner Rafael, porque sería "el niño". 

Llegó el día de vetarinario, donde nos informaron que era niño hombre, pesaba 700 gramos y que tenía dos meses, calculando un nacimiento alrededor del 24 de marzo. 

Ya de vuelta en la casa, con un gato que pesaba menos que un pote de banda azul, nos encontramos ante el largo camino a encontrar un nombre. 

-Pongámosle Rafael- me dijo Rodrigo.

-Bueno- dije yo. 

Cuando el Rafa ya nos empezó a perder el miedo y se convirtió en un cachorro malcriado, empecé a pensar varias cosas respecto a como pasa el tiempo para los animales, o como debe pasar y de varias misticidades del tiempo.

Ocurre por ejemplo, que la Gilda, llegó al depto de mi mamá el año 2011, cuando la tenía 7 meses, por lo tanto ya tiene 10... 11 años.

Ocurre que Rodrigo tiene una sobrina que ya sabe leer y habla de corrido, que nació el año 2014, por lo tanto, es menor que la Gilda. 

Una piensa en las expectativas de los gatos y se vuelve impactante que un ser humano que es prácticamente un adulto (si, estoy exagerando) sea menor que un gato ¿Cómo pasan esas cosas? Como dice mi mamá ¿Cómo no vamos a estar viejas?

Pero volvamos al Rafa. 

El otro día, por ejemplo, me di cuenta de que Rafa, como nació el 24 de marzo aprox. nació, por ejemplo, después de la entrega de los premios Oscar, y creo que también después de los Globos de Oro.

Sin embargo, es un gato perfectamente funcional que ataja los goles como se puede apreciar en éste hermooooso video


 El otro día, mientras le miraba chucerías en internet, vi que venden unas especies de gel pack para que las mascotas se acuesten cuando tienen calor, lo que me llevó a pensar que Rafa, no conoce el verano, no sabe lo que es no poder moverse por el calor, solo sabe lo que es estar tullido por estos fríos de mierda. 

Creo que tenía otras reflexiones weonas al respecto, pero se me cruzó un día laboral entre medio, así que las olvidé.