martes, 19 de noviembre de 2019

Opiniones, tomo I

Cuando empezó todo esto, tuve miedo de emitir opiniones públicamente. Porque soy una mujer tremendamente insegura y tuve pánico de que alguien en internet descubriera que estaba equivocada. Es un sentimiento bastante absurdo, si consideramos el nivel de estupideces que circulan por internet, y de como la gente llega y opina sin ninguna información, comparte las fake news sin ningún tipo de verificación (porque ni se detuvieron a leer que la fuente es "La Legal")... etc.
Pero claro, tampoco se trata de jugar al empate, porque tampoco es que yo sea una persona UDI.
Además que las cosas ocurren tan rápido que una no alcanza a pensar mucho tampoco, y el riesgo de decir una cosa absurda aumenta por dos millones. Y bueno, yo tengo la obsesión de tener un exceso de información para emitir un juicio en general, o al menos tengo la ilusión de tener esa obsesión... y llego a niveles de querer leer libros respecto a las cosas.
La cosa es que de a poco he ido agarrando confianza y he llegado al nivel retwittear cosas con comentarios... solo para descubrir que si te equivocas en una cagá de twitt no lo puedes editar sino que solo lo puedes borrar. Podríamos decir que sirve como una "buena práctica" de redes sociales, porque así la gente no puede andarse retractando de algo que twittea si lo hacen cagar en los comentarios. ¿Funciona? Por supuesto que no, si puedes borrar el twitt.
Creo que dentro de las redes sociales, la que mas permite salirse de la burbuja de "todos piensan como yo" es justamente twitter, porque tiene la magia del trending topic, lo que te permite ver lo que comenta gente que usa, por ejemplo el hashtag #selachupomicabo. Ahí una se puede encontrar con aquella gente que apoya a Kast, o que... apoya a Kast...
El facho pobre es todo un fenómeno, aunque el recalcitrante en general es un fenómeno del que podemos desprender al facho pobre.
Me estaba acordando del alboroto que se generó por la noble práctica de "el que baila pasa".
Esta cosa comenzó con una protesta que hicieron los camioneros en la ruta 5, que inicialmente consistía en que los mismos manifestantes detenían un auto, saltaban un poco alrededor y luego lo dejaban pasar. Luego al parecer tuvieron la brillante idea y gracias a la magia de redes sociales la cuestión se masificó.
Cuando caché que estaban realizando dicha práctica, como soy una persona tremendamente amargada, pensé "que paaaaja!". Me puse a pensar en cualquier persona que simplemente vaya chata por el taco, que no apoye las manifestaciones o que simplemente haya tenido un mal día y seguí pensando "que laaata".
Luego me puse a compararlo con el acoso callejero y me sentí como una detractora. Mi sentimiento aumentó cuando vi un twitt de Fantuzzi diciendo que le había tocado bajarse a baila, que no quería, pero que la gente fue respetuosa y cariñosa y que le alegraron el día y no pude evitar encontrar la semejanza entre su discurso y el de aquella mujer que agradece el piroro porque "fue bonito y con respeto" y de como eso genera la idea de que a todas las mujeres nos tiene que gustar la weá.
Entonces... Karla Rubilar y ese otro hombre que tiene terrenos en la aracaucanía, cuyo nombre no recuerdo, dedicaron, cada uno por si solo, su tiempo de comunicado oficial para referise al tema como si el asunto representara el mayor acto de violencia ocurrido en las últimas tres semanas.
Así es como a una tienen que agarrarla para que no le tire cosas a la tele.
Mas me indigné cuando el un twitt de Camila Vallejos señalándole a la Rubilar todos los actos de violencia que han cometido carabineros, principalmente las agresiones físicas y sexuales a mujeres. No me enojé por el comentario de Vallejos... no por todo su contenido, sino porque dejaba un leve grieta para que un weón la acusara de jugar al empate.
Me acordé de ese meme que decía "no discutas con un idiota, porque te hará rebajarte a su nivel y te ganará por experiencia"... o algo así. Pensaba "no juegues al empate con un facho porque estos weones llevan 30 años haciéndolo. Pero fuera de eso, la raíz de mi indignación fue esa, de que forzaron a la oposición a jugar al empate "How dare you?".
Pero este gobierno qlio tiene la aprobación mas baja que la irrigación que recibe mi pulmón izquierdo, así que a quién mierda le importa?

sábado, 16 de noviembre de 2019

no hay título hoy

Subí una foto mía a Instagram comentando lo joven y hermosa que era e inmediatamente me sentí tremendamente culpable de mi nivel de frivolidad, porque para eso me criaron, para la culpa. Así que virtualmente corrí al blog para escribir cosas...

Cuando me enteré del acuerdo para la nueva Constitución me alegré y por un breve tiempo pensé que podía ser el inicio de la solución a todos los problemas.
Luego, vi el descontento en twitter y me pareció agotador. ¿Será que me estoy volviendo facha? Porque en realidad los quise mandar a la mierda.
No, debe ser que tenía la expectativas demasiado bajas, desde antes de todo esto, en realidad, creo que una parte de mi se murió cuando ganó Bolsonaro en Brasil y llegué a la conclusión de que el mundo se había vuelto facho y que todo valía verga.
Pero claro, se supone que las redes sociales no son la realidad, se supone que twitter es particularmente facho, aunque no tanto como los grupos de compra/venta, que ya caen en otro nivel.
Aunque mas que el mundo facho, veo una tendencia (si, solo limitada a redes sociales porque no hablo con la gente en la vida real, solo me limito a observarlos a todos desde las sombras) en la forma de comunicarse de la gente, atrincherados en sus ideas sin espacio para algo mas... porque de eso se trata atrincherarse, no?
Un ejemplo que se me grabó bastante fue el de una publicación en fb (justamente de un grupo de compra venta) en que mostraban a un grupo de personas con carteles afuera de un líder, y por las imágenes se podía inferir que eran empleados de dicho supermercado particular, que había sido saqueado y destrozado y que reclamaban que no se les estaba pagando el sueldo ni tenían trabajo debido a los daños las instalaciones.
No pude encontrar rápidamente alguna cosa que me dijera si el saqueo de un local se considera "caso fortuito o fuerza mayor" que es una causal de despido que lamentablemente no exige indemnización, como sería el caso de "necesidades de la empresa", así que no puedo ahondar mucho, pero lo relevante la situación en esa conversación en particular, fue que mucha de la gente que, como yo, no se espantó porque destruyeron supermercados porque deseamos la muerte del retail, salió a burlarse de las personas de los carteles. Vi varios comentarios del tipo "vayan a pedirle a los chalecos amarillos que les den trabajo" y cosas por el estilo.
Quiero guardar las proporciones, y no me quiero poner udi pa mis weás, pero sentí la falta de empatía con la gente sin pega venir de una raíz semejante a la falta de empatía con el manifestante que pierde un ojo, o los niños que han sido detenidos... etc. Los comentarios mas sensatos que vi fueron aquellos que decían que los super se están haciendo los cuchos con el pago de los sueldos, que en vez de culpar al saqueador, deberían culpar al super por no pagar lo que corresponde y por no instalarlos en otro sector que no haya sufrido saqueos.
Comparto la idea, solo que no me consta que los super no puedan despedir a la gente por perder un local o que no puedan suspender el pago mientras se recupera el local.
Me molesta que se tenga esa idea qlia de que la empresa te esté haciendo un favor dándote una pega de mierda donde la gente te trata como el pico todo el día, me molesta que el facho pobre sienta que tiene cosas "gracias a la empresa" que le paga el sueldo, de que hay que agradecerle a los qlios, por explotarte, pero por otro lado, comprendo que la gente que se siente así es porque tienen su propia visión de las cosas. Así que no, no se me hace incomprensible ni me indigna si un caballero que se queda sin pega le echa la culpa a las manifestaciones de su desgracia, en lugar de mirar mas profundo y pensar en una raíz mas profunda.
Hay momentos en que me dan ganas de meterme a discutir con la gente, a ver si logro que alguien entre en razón, no porque yo sea dueña de la verdad, sino por si logro que el resto "baje el tono", o se baje de su nube de tener la razón, pero se ve como una tarea tan maratónica y para la que me veo tan poco capacitada que me cansa la sola idea.
Y me juega en contra la inseguridad, la idea de que no sé suficiente, de que me quedaré sin respuestas en el charcho de la ignorancia de redes sociales, pero, todos lo hacen, no? No es el fin del mundo.
Podría recordar mis tiempos de oficina, cuando comencé a hacerme cargo de un área del trabajo de la que no sabía absolutamente nada y que la sola necesidad de tener una respuesta para la gente que me hinchaba todos los días me llevó a tener un conocimiento relativamente decente.
Pero eso es materia para otro día, éste fin de semana me limitaré a hablar con personas de carne y hueso.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Un poco de frivolidad o ¿Qué tan fácil te puedes volver única y detergente?

Hace semanas atrás, meses quizás, en otra época lejana donde la rabia solo se encontraba en las redes sociales y parecía que jamás saldría de ahí, leí un comentario en un grupo de facebook burlándose de los únicos y diferentes. Decía "me encanta leer café y tomar libros". Me reí, es gracioso, es una mezcla de varios memes de mi juventud.
Ahora bien, el fin de semana me encontré ante un hecho que me hizo sentir sumamente única y detergente.
Pero tengo que contar la historia completa.
Todo comenzó hace meses... muchos meses, así como seeeeis meses, o tal vez mas. Todo comenzó en el verano, cuando ya podía, al fin, escuchar completo Combinación Clave y empecé a cachar que hacían concursos regalando libros.
Hay días, en que los libros valen callampa, como una vez que regalaron uno de Cohelo y hasta ellos mismos se agarraron para el hueveo, y otras veces son libros que siempre me quise ganar pero que no lo sabía hasta que los mencionaban porque entonces me enteraba de su existencia. Otras veces... son libros de Baradit...
La cosa es que cuando el libro vale la pena yo concurso. La verdad es que el concurso no requiere ningún esfuerzo real, basta con que twittees qué libro te quieres ganar con el hashtag del programa y etiquetando a la radio y a megustaleer... tampoco es como que haya que saber mas que un niño de quinto básico, ni en qué año se inventó la aspiradora ni cuál es la rama de la ciencia que estudia... tampoco hay que saber la definición de palenteozoología... en fin.
La cosa es que nunca gano, porque buena suerte en el amor, mala suerte en el juego, pero, pero, pero... al parecer el concurso de la clave no se puede considerar un juego, así que dos días antes del 18 de octubre, Fernando Paulsen me condecoró como ganadora del libro y dijo mi nombre de usuario al final del programa. Porque obvio que fue él quien tomó la decisión de a quién se lo daba.
Mi triunfo, ya bastante carente de mérito, tiene menos mérito aún si consideramos que "competí" como contra  otros 4 usuarios que también quería el libro y siguieron las instrucciones. Entre ganar el libro y encontrar un asiento vacío en la micro desde Talagante-Santiago a las 10 de la mañana no hay mucha diferencia estadística... creo.
Y bueno, ocurrió que por esos días yo estaba leyendo una novela, ya ni recuerdo cuál (creo que era Grandes Esperanzas, pero no es relevante), por lo que no me pude poner a leer altiro el libro y se quedó tan plastificado como venía en el estante. Igual estaba por terminar la novela y mi plan era luego... tenía muchos planes.
Mi rutina de leer novela-ensayo-novela-ensayo por la eternidad estaba planificada de la siguiente forma: Novela clásica, algún libro sobre la Segunda Guerra mundial (porque si, leí un libro sobre la primera y quedé sumamente metida... me muero de ganas de saber cómo lo hará Alemania para salir de ésta... Ok. no), otra novela archiconocida, un libro sobre Napoleón (porque quedé metida con el libro de la revolución francesa que leí que llegó hasta Napoleón y me deja un enorme vacío en conocimientos históricos y por supuesto "¿Cómo lo hará Napoleón para salir de ésta?!), ooootra novela, revolución Rusa, Novela, un ensayo de Helen Fisher sobre el amor, mas novela, un libro sobre los mayas que compré por allá por el 2016 pero que me di cuenta que no podía leer sin una libreta al lado para ir anotando cosas... etc.
Pero entonces llegó el 18 de octubre, pasamos al lado de la micro que se quemaba en Baquedano, llegamos a la casa y nos enteramos del estado de emergencia, toque de queda... la zorra había comenzado. Las redes sociales se llenaron de fachos pobres deseándole la muerte a todo aquel que tuviera la osaría de atentar contra un supermercado y a mi me bastó con eso para sentir un hedor a dictadura que se acentuaba pensando en todas aquellas personas que ya habían vivido la peor parte desde el 73 en adelante y de cómo les afectaba ésto. Ya no podía ponerme a leer sobre guerras.
Así que me puse a leer "A sangre fría" porque claramente un libro sobre un caso real de asesinato múltiple que termina con los autores ahorcados es una lectura muy relajante.
Y bueno, terminé de leer el libro el fin de semana y entonces, fue que descartuché mi libro de premio.
La cosa es que hace tiempo que no leo libros físicos, porque soy una mujer pobre que solo puede leer en pdf (que mal). Pero soy una mujer pobre que en algún momento de la vida tuvo dinero para comprarse un e-reader, así que puedo leer los pdfs en dicho aparato (que bien). Pero el problema con los pdf es que no me deja modificar el tamaño de la letra, y si es muy chica, pues no puedo leer ninguna huevada (que mal). Pero existen los epubs que si se pueden modificar (que bien).
Luego de esta vuelta, prosigo. Como no leo libros físicos hace tiempo, había olvidado todas esas sensaciones de toquetear el papel, oler el libro y ese cálido color amarillo de las hojas. La sensación de leer un libro físico fue casi tan maravillosa como comer papas fritas después de estar un mes a dieta. O comer brownie con helado después de estar un mes a dieta. O de comer cualquier huevada después de estar un mes a dieta.
Así que ahí estaba yo, jalándome el libro mas que leyéndolo.
Pero no lo terminé porque son varias historias y decidí que mejor lo dejaré para leerlo en el metro o cuando ande en la calle, ya que con el e-reader no me puedo dar semejante lujo, porque la weá se ve como una tablet y eso puede generar que me lo quieran robar, solo para descubrir que ahí solo se puede leer.
Ahora estoy leyendo Alicia en el país de las maravillas porque quiero evadir la realidad. Y porque decidí que leeré cuentos durante un tiempo. Mis otros planes de lectura se encuentran suspendidos.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Las aventuras de Cathirijilla

En realidad fue una sola
Sabemos que la experiencia personal no sirve como argumento en una discusión, pero lo lindo de este blog es que no estoy discutiendo con nadie, así que... eso.
Además acá la cosa siempre se ha tratado de la autoreferencia, así que... bueno, pico.
Y bueno, mi plan de no seguir en redes sociales no resultó muy bien, porque tomé semejante decisión en un mal día... un día que había super marcha. Como a las 7:20 me enteré que el terminar donde tomo la micro hacia Talagante iba a cerrar sus puertas a las 8 de la tarde. Mi mamá quiso ir a dejarme al terminal. Mala decisión, camino hacia el terminal empezamos a encontrarnos con grupos de gente que protestaba y luego encontramos barricadas.
Lo complejo de una barricada cuando andas en auto, es que no puedes simplemente ir en dirección opuesta, porque el mismo taco no te lo permite.
Finalmente, en lugar de devolvernos a la casa de mi mamá, decidimos que nos iríamos en auto a talagante, porque hasta ese momento todo estaba normal en la autopista. Llegando a las cercanías del peaje de Malloco, nos encontramos con un taco, cosa que es muy normal en la autopista qlia, pero esta vez no era por accidente sino que por barricadas.
En un momento, vi que un grupo de capuchas se acercaron a una micro para hablarle al chofer, mientras yo imaginé que estaban diciéndole que se bajara junto a los pasajeros para quemar la micro, cosa que había ocurrido en Melipilla unos días antes. Pero luego de un diálogo que no pude escuchar, vi que los chiquillos (de no mas de 15 años) siguieron caminando en contra del tránsito por el taco y luego se devolvieron sin novedad.
Finalmente el taco comenzó a avanzar y debo reconocer que si tuve un poco de susto durante ese trayecto, porque solo tenía vista de una enorme fogata en medio de la autopista, impidiendo el paso de los vehículos hacia el peaje de talagante que era donde tenía que llegar.
Cuando ya estábamos frente a los capuchas, me doy cuenta de que están dirigiendo el tránsito para que los autos tomen un acceso hacia un camino interior, que es una ruta que algunos ocupan para hacerle el quite al peaje. Es una ruta poco popular porque implica meterse en contra del tránsito como por 300 metros.
Acá la cosa ya me dió un poco de risa, porque dentro de todo lo caótica que se veía la situación dos cosas llamaron mi atención:
1) Los capuchas estaban dirigiendo dos corridas de auto con la regla de 1 por 1, es decir, dejaban pasar un auto de una fila, luego de la otra, luego de la primera y así.
2) En un momento uno de los capuchas nos mira y le dice al otro que se corra para que "pueda pasar la tía" refiriéndose a mi mamá.
Ahí ya se me quitó el susto a mi, porque hasta antes de eso, los cabros chicos se me habían presentado como un grupo de weones impredecibles que me generaban tanta aprehensión como los milicos.
Un rollo que me alcancé a pasar era de que pudieran estar "cobrando peaje" para dejar pasar a los autos, cosa que tampoco ocurrió.
De todas formas el cortar la autopista para hacer que los autos tomaran el camino que se ocupa para evitar el peaje no tenía mucho sentido en mi opinión, porque tanto el peaje de Talagante como el de Malloco llevan dos semanas destruídos, los vehículos pueden pasar libremente y se ha convertido en el acto de vandalismo que todos apoyan, porque no solo porque la gente se ahorre el peaje, sino porque sin caseta de pago tampoco se arma el taco típico del sector.
Pero uy, los supermercados ¿Qué haremos sin supermercados?
Y bueno, yo le tuve susto a los capuchas, yo que vengo todas estas semanas diciéndole a mi mamá que los weones solo están atacando tiendas grandes, que no atacan a la gente, que no andan atacando las casa, al menos no en sectores como ñuñoa, yo que le hago el quite a los prejuicios al respecto lo mas que puedo... No puedo imaginar como se asustó mi pobre madre que desde el día 1 que se ha psicoseado con que un capucha la va a atacar en la calle o se va a meter a su casa.