martes, 29 de enero de 2019

Ecofriendly de mentira

Intentar ser ecofriendly es un dolor de cabeza tanto o casi mas grande que ser vegetariano. Ni siquiera estoy hablando de veganismo, ya comer huevo y tomar leche solamente es un dolor de cabeza. Yo solía escudarme bajo el "pero si como huevo y si como pescado" cuando me veía rodeada de carnívoros en mas de una ocasión, porque como en general no suelo ser una persona mañosa, andar peleando por lo que me echo o no me echo a la boca es algo tremendamente agotador para mi. Sé que debería volverse mas fácil con el tiempo, como coser, como trotar... en algún momento debería dejar de ahogarte la discusión, pero lo cierto es que ni siquiera me dio el ánimo para la discusión inicial.
Renuncié.
Renuncié a no comer carne en mis tiempos de apatronamiento post trombosis, porque tenía en la mente un divorcio, el miedo irracional a que el coágulo del pulmón saliera de ahí y se me fuera al cerebro y luego el miedo a que el coágulo en realidad podía ser cáncer... además el trabajo era una mierda y perdía 4 horas diarias viajando. Dije "lo siento animales, pero no me puedo preocupar por ustedes en éste momento, debo comer lo que se cocine en la casa, lo que cocine mi suegra, lo que cocine cualquier persona donde vaya a comer".
Ahora no tengo excusa, excepto el miedo no tan justificado a no absorber suficiente B12 porque según leí, el proceso para absorberla involucra el ácido estomacal, el cual disminuye gracias al omeprazol... No puedo negar mi constante impresión de que el remedio es peor que la enfermedad, ya me estresaba tomar tanto paracetamol después de operarme... y tramadol, wherever.
Me acuerdo que mi hermano me dió queques de marihuana en esos tiempos de dolor, y yo me zampé uno entero para luego enterarme de que debía comerme la mitad "e ir probando".
La peor volada de la vida.
Para mis parámetros, que no me vuelo nunca. No fue una volada divertida, porque para empezar, llegué a pensar que no me pasaría nada así que no recibí los efectos con los brazos abiertos.
Me fui en una volá fatalista donde todo iba a resultar mal en mi vida y no podría hacer nada para evitarlo. Mis relaciones se acabarían y sería infeliz por la eternidad. Fue entonces que me di cuenta, en medio del taco al lado de mi mamá que el queque estaba haciendo lo suyo.
Por eso había estado tan cagá de hambre como para pedir una pizza gigante... y probablemente el queso ayudó...  Ok. Debí haber sabido que estaba drogada antes.
En fin, ese queque no ayudó mucho con el dolor, así que seguí con el buen tramadol, que me daba todos los beneficios opiaceos sin el efecto secundario de la mala volá.
Yo creo que esa huevada no era verde, debería decirle a mi hermano que no le compre mas queques a ese alumno. Mala volá.
Pero no vengo a hablar de drogas, porque niños, ustedes saben que son malas y solos los losers las consumen.
Vengo a hablar sobre el dolor de cabeza de ser ecofriendly. Porque claro, si no me voy a calentar la cabeza con la comida, al menos lo haré con el plástico, no?
Hace un tiempo en chilito empezaron con la prohibición de la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Porque los weones se dieron cuenta de que no tenía sentido gastar un dineral en bolsas que se entregaban GRATUITAMENTE al público en lugar de cobrárselas. Yo creo que un día, un iluminado de la industria del retail dijo "a ver a ver... qué pasó?" cual Tony el Gordo y se dió cuenta de que el público estaba recibiendo demasiada benevolencia del buen retail.
BOLSAS GRATIS, DIOS SANTO! ¿Qué sigue? ¿Precios justos? ¿Jornadas laborales de 40 horas? ¿Indemnización por años de servicio sin tope? Esto se va a convertir en una Cuba.
Así que por el bien de todos, ellos dejarán de entregar bolsas plásticas por el lado ecofriendly y si te entregan una bolsa de papel, te la cobran.
En mis tiempos, si una compraba mucha cosa en el super, el joven empaque te echaba las cosas en una caja armada y amarrada por él mismo. El ejercicio formaba el carácter y así es como no pensaban en andar delinquiendo, como los jóvenes de ahora que simplemente echan las cosas en la bolsa, como unos vagos. Muchos deberes, pocos derechos... Estoy haciendo demasiadas referencias se personajes que han aparecido en mi vida que no he mencionado antes, pero espero que se entienda mi tono de hueveo.
Probablemente ya no hay cajas en los super, porque todo lo envuelven en film en estos días.
El punto es que como al gran comercio se mueve básicamente por ganancia y pérdida, solo dan la instrucción al empleado de ocupar lo menos posible, y listo, existe la voluntad del empaque de pedirte la bolsa que inicialmente llevas en tu mano y que olvidaste imponer porque te quedaste mirando los chocolates. En el comercio pequeño, el vendedor (o debería decir el vendeder? el inclusivo se complica acá) ve la entrega de una bolsa como un pilar de la fidelización del cliente. Para el vendedor, pasar una bolsa es su forma de hacer lo que hacía Montruo Mercado cuando la decía a la clientela que los quería mucho.
El otro día, fui con mi bolsa de género a comprar pan y llevé otra porque iba a comprar fruta y lechuga. Pero la Sra. del negocio terminó por chantarme una bolsa plástica igual, porque según ella, no me cabría todo en mis dos bolsas. Le insistí que vivía a media cuadra, pero no hubo caso. Al día siguiente llevé mas bolsas, pero como tienen el acto reflejo, una segunda Sra. del negocio ya tenía la bolsa sacada cuando llegué a pagar a la caja.
-¡Tengo bolsa!- terminé diciendo, por cuarta vez en otra ocasión, porque el caballero del mismo negocio estaba sacando una bolsa para el pan mientras yo le extendía la mía y no me escuchaba... para variar.
Debería ir a otro negocio, pero están lejos... y hacer calor.
Las bombillas son otro hueveo.
Con mi cuñada compramos unas bombillas de bamboo a medias y la mayoría de las veces las llevamos a nuestras salidas, para decirle altaneramente a los garzones que nos traigan las weaitas sin bombilla.
El tema es que la mitad de las veces igual traen la cagá de bombilla chantada en el vaso así que ni siquiera le dan un sentido a devolverla, haciendo que nuestro ataque de consumismo por comprar las bombillas de bamboo en primer lugar, se sienta bastante inútil. Y contaminamos el planeta, eso es mucho muy importante.
Con el shampoo tengo otro gran dilema ético que ya me venía complicando la vida desde antes de ser cesante y es que los envases... tantos envases...
Pensé en algún momento, que podía solucionar mi problema ético comprando shampoo en botella PET, porque a una cuadra de mi casa reciben las botellas PET para reciclarlas, así que era el negocio perfecto. El problema es que igual me he puesto fancy para el pelo y los shampoos que vienen en PET suelen ser casi lo mismo que echarse Omo... y el omo viene en caja de cartón así que sería mejor comprar esa huevada.
En algún momento fui cautivada por los shampoo sólidos de lush, que te los pasaban en una bolsita de papel y no tenían envases. Eran como comprarse una barra de jabón a granel.
Todo muy bonito hasta que se me empezó a irritar el cuero cabelludo y la caspa que ya tenía solo aumentó. El shampoo lush no es para todos, porque tiene lauret sulfato de sodio y descubrí que esa huevada me irrita el cuero cabelludo. Así que tuve que comprarme un shampoo que no tuviera esa huevada y volví al mismo problema... el envase.
Fue ahí cuando pensé en el PET y tuve los resultados que ya señalé.
Creo que comenzaré a lavarme el pelo con quillay... cuando encuentre donde mierda conseguirlo, claro, pequeño detalle.

viernes, 18 de enero de 2019

Problemas de primer mundo

Llevo un poco mas de mes y medio tomando corticoides.
Y bueno, me he matado de hambre y he subido un kilo. Pero siendo justos, tuve un año nuevo, un cumpleaños y una navidad en las que comí normalmente porque no iba a andar peleando mas de lo habitual por la comida. Es decir... tengo límites.
No me he podido mover mucho porque tiendo a tenerle mas miedo a mi pérdida de capacidad respiratoria, porque es probable que de verdad no esté recibiendo suficiente aire y me pueda desmayar en medio de la calle, así que cobardemente corro hasta que me duele el hombro, cosa que ocurre antes de que me empiece a faltar la respiración de verdad. Que duela el hombro izquierdo no es divertido, a pesar de que un dolor de infarto es evidentemente mas fuerte y te inmoviliza el brazo... nunca es divertido y asusta.
Así que entre la cobardía, la paja y el ansiedad por comer con la que lucho cada día, podemos decir que subir un kilo en lugar de 5 ha sido un logro, no por eso ha sido gratificante.
El otro día, una mujer, evidentemente mayor que yo me dijo "señora, siéntese", mientras se paraba porque claro, ella se bajaba y obviamente yo le parecí la mejor opción para ofrecer su benevolente asiento. Bitch!
Con dos palabras, me obligó a hacer todo un trabajo mental para no dejarme abatir por mi propia inseguridad. Mal que mal, estaba en medio de la vía pública y una no puede simplemente darse el lujo de volverse invisible o ponerse una faja en medio de la calle. Hay que seguir, con la frente en alto, como cuando te gritan cosas en la calle y te sientes tremendamente incómoda, exhibiéndose, a pesar de todo.
Yo ya estaba gorda de antes, porque gracias a la operación, no me moví en 3 meses. Ya estaba gorda de antes de la operación, porque el trabajo no me daba tiempo, ni ánimo ni ganas de vivir como para tener la voluntad de ejercitarme. Y todo eso, que me molesta, intento dejarlo de lago, diciéndome que ya adelgazaré, que tenga paciencia... para que venga una vieja qlia que no me ha visto en la vida a decirme que no me estoy haciendo mas joven y que además parezco embarazada. Me anduve descompensando en su momento, pero hoy pensaba que en realidad, ¿Qué importa si parezco embarazada? Lo importante es que no lo estoy y que tal vez, si ya me veo así, podría simplemente tomarme la toma del corticoide como un embarazo liviano y resignarme a que la gente me ofrezca el asiento en el metro, o me pregunte si estoy embarazada o de frentón lo afirme en mi cara para que mi suegra les explique que es culpa de la operación y los corticoides.
Así que esa será mi nueva actitud de vida, tomarme la gordura como un embarazo sin guagua, que ya se acabará y que eventualmente volveré a la normalidad.

miércoles, 9 de enero de 2019

La entrada mas dispersa de la historia

Hace cosa de minutos estaba yo leyendo un libro muy interesante llamado "La mística de la feminidad" y se me vinieron a la cabeza cosas muy comentables... y ya las olvidé, se las llevó el universo, que no conspira a mi favor porque no creo en Cohelo y comparto memes de él diciendo "El café con leche es como el café, pero con leche".
Creo que tengo muchas cosas en mi cabeza, a pesar de que he resuelto algunas.
Comencé a pagar Fonasa independiente y es algo que no ocupará mi cabeza, luego de 3 meses temiendo que se me acabara la cobertura.
Recuerdo todo lo que leí, pero no recuerdo lo que pensé... qué horrible.
Sigo abrumada por todas las cosas que se me ocurren y por mi incapacidad práctica de llevarlas a cabo. El otro día se me ocurrió una ilustración divertida que me podría haber convertido en la próxima Guillo, pero no sé dibujar, así que jamás saldrá de mi cabeza, y el diario el país ya me la ganó con el concepto solo que me cambió el político así que too late... para la otra será.
Al menos ya me estoy moviendo, así que eso ha logrado reducir un poco la ansiedad.
Ya me acordé! Terapias... terapias terapias.
Una piensa que la cosa de que la gente vaya a terapia por todo es algo realmente reciente, cuando se habla de esta sociedad enajenada que se medica, que va al psicólogo por todo, pero una puede leer en un libro, como "La mística de la feminidad" que la cosa de querer terapiar todo era una tendencia que venía hace rato, porque un lee ahí que los weones querían hacerle terapia de psicoanálisis a las minas por querer dedicarse a sus carreras y aplazar un plan de tener familia. Bueno, fue un caso puntual del que hablaban, pero mi sesgo de confirmación me lleva a convertirlo en una tendencia en mi cabeza.
Estaba pensando en sacar la cuenta de los precios promedio de los libros que he leído en mi kindle que no es kindle para saber si ya recuperé mi inversión, sé que con "La mística de la feminidad" ya me ahorré 25 lucas (libro qlio pa caro, cómo odio ser mainstream a veces).
Pero en realidad el tiempo se puede ocupar en mejores cosas, como jugar Los Sims en el celular. Tengo una gran ciudad, que no me enorgullece, pero me ayuda a pasar el tiempo cuando están dando un capítulo de las nuevas temporadas de Los Simpsons mientras tomo once o cuando despierto demasiado temprano en las mañanas...
Despertar temprano es algo que soluciona la vida increíblemente, y ha sido algo bueno que me quedó de la operación.
Como estuve dos meses viéndome obligada a levantarme por el dolor que me exigía cambiar de posición luego de 7 horas de inmovilidad, se me generó el hábito de despertar a las 7 de la mañana... incluso a las 6 en algunos casos.
El dolor se fue pero el hábito quedó y lo he estado cuidando, y es maravilloso, porque de pronto, estar a las 9 de la mañana en alguna parte dejó de ser una tragedia... luego de un año en que llegar a las 9 a la pega era una tortura para el cuerpo y el espíritu. Sobre todo el espíritu.
Saborear la vida fuera de la oficina, solo me hace tenerle mas miedo a verme en la obligación de volver alguna vez. Por eso me siento abrumada, porque debo producir pronto, antes de que se me acaben los ahorros y además, tengo tres meses de inmovilidad en mi contra, que desperdicié estando operada, con dolor y sin poder pensar... pero en retrospectiva, creo que esos meses fueron una especie de meditación forzada, en los que tuve la mente en blanco sin querer y que el retiro del dolor sirvió de reset para mi cerebro, que ahora se siente como un equipo nuevo.
Me gusta despertar temprano.