sábado, 15 de septiembre de 2018

La UTI que no es la UCI

Cuando recién desperté luego de la operación, pensé que aún no acababa. El comienzo de la anestesia había sido bastante divertido dentro de todo. Primero me habían puesto una vía en la mano, y luego de varias amenazas de "esto va a molestar un poco", "vas a sentir un pinchazo", descubrí que ya no habría mas dolor, porque la vía estaba puesta.
Me sentaron en la camilla del pabellón, y en el momento en que comencé a ver doble el anestesista ya me estaba diciendo "vas a empezar a ver cositas". Así que eso era el comienzo de la anestesia, así que estaba bien. Sentada en la camilla me pusieron una epidural, que tampoco sentí, y que solo me causó un poco de aprehensión cuando el anestesista "jefe" pregunta "quien va a poner la epidural?". "Oh shit, me pondrá la epidural un estudiante...".
Vi un futuro de dolores de espalda por el frío, pero pensé, no puede ser peor que lo que le pasó a mi tía, que un paco al que le estaban enseñando primeros auxilios en la posta, fue el que tuvo el honor de ponerle la raquídea cuando la pobre estaba con labor de parto. Public people.
Así que cuando desperté, luego de ese show, pensé que seguía en el pabellón, o que tal vez no me habían operado, que a lo mejor había estrado el Doctor House y había descubierto que mis uñas estaban de un color inusual y eso era la señal inequívoca de que tenía una enfermedad misteriosa que no requería una biopsia.
-Ya terminó la cirugía- me dijo una TENS que estaba cerca de la camilla.
Entonces había despertado, entonces, no me había muerto en pabellón, lo había logrado.
Intenté mirarme el costado operado sin éxito. En eso apareció la cirujana que me había operado, para ver cómo estaba. Le pregunté si me habían tenido que abrir o no, y me dijo que no, que solo habían hecho tres incisiones. Me recuperaría mas pronto.
Mi emoción fue sustituida rápidamente por unas náuseas cuáticas que me llevaron a recuperar suficiente conciencia para sacarme la mascarilla de oxígeno, sentarme en la camilla y vomitarme en la mano. La tens tomó con tanta tranquilidad mi descompensación que no alcancé a alarmarme.
-oh, quiere vomitar- comentó mientras me pasaba un jarro donde seguí vomitando. Me limpiaron un poco la cara.
Cuando ya había devuelto la mascarilla de oxígeno a su lugar, observé la ausencia de dolor. En eso, entra Rodrigo a la sala. Me saqué la mascarilla para saludarlo, y entonces escucho a enfermeras y tens decirme desde varios lados de la sala "No puede sacarse la mascarilla! no puede hablar".
Me corrían las lágrimas, había demasiadas cosas que contarle a Rodrigo, como que había vomitado, como que había pensado que seguía en pabellón, como que me habían hecho 3 hoyos... cosas de vida o muerte!
Rodrigo me calmó, me dijo que se tenía que ir a trabajar pero que volvería en el horario de visitas de la UTI, de 17:30 a 18:30 hrs. El peor horario de la historia.
Luego entró mi mamá, justo a tiempo para verme vomitar nuevamente y asustarse, como se asustan las mamás. Intenté explicarle que era por la anestesia, que eso me había dicho ya alguien en la sala y que era normal. No me dejó hablar.
Durante el día me cambiaron la mascarilla a una naricera, como la que ocupa la niña de bajo la misma estrella y el resto de la tarde pensé en decirle a la gente que estaba lista para hacer la saga de divergente.
Una de las cosas horribles de la UTI era la inexistencia de reloj, sumado al hecho de que no dejaban tener celular, debido al riesgo de robo y porque metían bulla. Por cosas como la falta de noción del tiempo, ocurrió esa noche del viernes, que pensé que como ya había oscurecido, como ya había habido cambio de turno de las enfermeras y parecían haber ocurrido muchas cosas, eran probablemente la 1:30 de la mañana. Pero eran solo las 21:30 hrs. según me informó una enfermera.
Entonces tuve ganas de hacer pipí, en un horario indefinido de la noche.
Vi a un tens y le pregunté si me podía levantar al baño. Me dijo que con todas las cosas que tenía conectadas era difícil, y que si me habían operado recién ese día, solo un kinesiólogo podía levantarme de la cama... cosa que no habría hasta el día siguiente.
-Le puedo traer la chata- esa era la razón por la que llevaba un par de horas aguantando.
-Bueno...
Lo cierto es que es menos terrible de lo que una imagina. Finalmente hay cierto sentido de entrega en esas condiciones.

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