Pero no todo fue drama antes de la operación, también hubieron momentos graciosos, como aquel cuando llegué a hacer mi ingreso, y un hombre me pasó una encuesta para completar.
Yo queriéndo contestar la mugre de encuesta pronto para poder ingresar pronto por un lado, y el tipo pidiéndome todos mis datos por otro lado y en paralelo pidiéndome que contestara la encuesta sin incongruencias.
"Cómo evaluaría la limpieza del recinto y los... CUAL ES SU RUT?"
"En cuánto a la orientación que presentan los funcionarios, usted podría decir que es... CUAL ES SU RELIGIÓN?".
-Ninguna.
-Ninguna?
-No?
-No cree en nada.
-Si algo logra hacerlo callar en éste momento, creeré en eso.
Por supuesto que no le dije eso último, estaba demasiado molesta y agobiada, entre mi desesperación por contestar luego esa puta encuesta para entrar en el hospital y el hombre que insistía en interrumpirme a cada rato. Rodrigo le respondía la mayoría de las preguntas sobre mis datos, pero la interrupción seguía fastidiando del mismo modo.
Finalmente se dignó pasarme el folleto con la información, donde salían los horarios de visita, el tema de los donadores de sangre y todas esas cosas que de todas formas no sirvieron de nada, porque mi mamá no las retuvo, y aquellos a los que les mandamos fotos del folleto no pescaron y volvieron a preguntar las mismas cosas. Le pasé los folletos a mi mamá al final, para que se sintiera mas tranquila leyéndolos en la casa, cosa que tampoco hizo, y solo sirvió para que la cuestión quedara en la casa y yo agradeciera que ya me sabía los horarios de memoria, cosa que nadie mas, además de Rodrigo había logrado hacer durante la semana que siguió.
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