martes, 21 de junio de 2016

porque no todo en la vida son lápices

Hoy un caballero me compró un cuaderno. Episodio curioso en una librería. La cosa es que el caballero, medio aturdido entre tanta variedad me pregunta
-¿Cuál está bonito como para una mujer?
Yo pensé inmediatamente que se trataba de su hija, así que elegí un cuaderno que hubiera yo comprado para mi.
Mientras el caballero pagaba en la caja, yo me empecé a pasar toda la película... el caballero llegando con el cuaderno y su hija toda impresionada por el buen gusto de su padre, que nunca antes había llegado con algo tan bonito por encargo. Me imaginaba a la niña mostrando su cuaderno a la gente y contándoles sobre el hecho que su padre por primera vez llegaba con algo tan hermoso... etc
A menos que no le gustara... ¿y si quería algo mas sobrio? ¿y si quería un cuaderno negro? ¿y si no le gustaba el color del cuaderno? tal vez esto significara el quiebre de la relación con su papá, que en vez de conocer a su hija le pide consejos a las vendedoras...
Nah, si no le gustaba, que se jodiera, que forrara la cagá de cuaderno, si no estoy náh pal hueveo de una maraca a la que no le gustan los cuadernos bonitos. Que se vaya a la chucha, por amargada.

Y el caballero se llevó el cuaderno, no sé si feliz, pero cuando salió me di cuenta de que soy terrible e' rollenta

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