El otro día veía una rutina de Ellen Degeneres donde habla de la procrastinación. Era bastante graciosa, porque ella tiene una estructura de comedia donde niega una situación mala y luego empieza a dar un montón de ejemplos "inconscientes" con los que "deja en evidencia" que la situación negada efectivamente se da.
Bueno, he visto dos rutinas donde hace lo mismo. Nice woman.
La cosa es que yo llevo mas o menos una hora intentando escribir algo decente y no salió nada que me sienta convencida para publicar, pero en realidad, llevo así semanas. Porque claro, este diario de vida debe tener algo de filtro ¿No?
Pensaba que mi proceso de escritura, por ejemplo. Yo, que juro que puedo escribir un libro completo y tratar de venderlo en Amazon, como una o dos veces por semana, me pongo frente al computador intentando avanzar mi novela... una novela que he tratado de escribir desde los 16 años.
Lo bonito, es que he hecho un primer capítulo awesome. Este ya sería el tercer primer capítulo que he logrado completar (acá estoy yo, levantando los pulgares, fingiendo alegría).
Y me pongo frente al notebook a intentar escribir y termino escribiendo entradas deprimentes en el blog, uno, tres, cinco, veinte borradores que nunca nadie leerá. Excepto Rodrigo si me muero antes que él, porque el otro día estabamos viendo UP, en la parte donde el Señor Fredicksen se le ocurre mirar las páginas finales del álbum por primera vez desde que su esposa murió (¿En serio? ¿Tenías que cruzar el amazonas antes de que se te ocurriera mirar el puto álbum?) y le dije que revisara todas mis cosas cuando me muriera.
Bueno, no se lo dije, pero lo pensé y ahora lo escribo acá, por si lo lee, cuando yo me haya muerto... no veo falla en éste plan.
La cosa es que en vez de escribir o pensar una novela me encuentro escribiendo entradas de blog sin pies ni cabeza.
Entre medio he pensado en un montón de cosas, como por ejemplo, en los puntos en que mis ex parejas han tenido razón. Mi primer pololo me decía que yo era influenciable, y aunque sus razones eran pésimas, si tenía razón, lo soy. Si me junto mucho tiempo con alguien hablo como esa persona, si no tengo un mínimo de apoyo para ciertas cosas entonces no las hago... etc.
Y mi segundo pololo me decía que yo no hacía nada y que lo poco que hacía era mediocre y que no estaría jamás a altura de sus estándares morales y que por lo tanto, no merecía su amor. Bueno, eso era lo que yo entendía, él solo se preocupaba un poco por mi inactividad, como por la inactividad de todos. Pero cuando entiende cosas semejantes, tiene malas reacciones y eso ocasiona peleas, que generan mas malas reacciones y mas resistencia y... todo mal.
Libre de alguien que esté constantemente recordándome que no estoy haciendo nada concreto en estos momentos, solo nos quedamos la voz de mi cabeza y yo, y ¡sorpresa! dice lo mismo.
La voz ha dicho lo mismo siempre, y de hecho, es la responsable de que yo entienda las cosas del modo mas desfavorable para mi posible, pero como ahora, por fin nos hemos quedado solas, he logrado manejarla un poco.
Por ejemplo, me pasé parte de esta hora de escritora de entradas, pensando cosas horribles de mi, que mi ex tenía razón, que nunca podre hacer nada concreto y maravilloso con mi vida (porque eso es lo que una entiende), que renuncié hace mas de 6 meses a la pega y no he hecho nada, que me siento mediocre, que no soy capaz de hacer cosas difíciles... etc.
Luego me puse a pensar en las razones, pasé por una breve hipótesis sobre la "obesidad moral", porque cual Pilar Sordo ando inventando conceptos y que vendría a ser básicamente un círculo vicioso, porque por ejemplo, cuando engordas, te cuesta mas moverte, y por lo tanto te mueves menos y como te mueves menos, pues engordas, y así, por siempre, hasta que tienen que sacarte con grúa de la cama.
Para esta obesidad moral pensé en tomar medidas extremas, como aceptar cualquier trabajo horrible que no implicara ser recepcionista, y fue una medida que consideré durante cierto tiempo. Pero aún no me siento lo suficientemente angustiada para volver a eso, además que todas las weás a las que puedo postular incluyen ser recepcionista o quedan en lugares demasiado a la concha, como Colina. Bien podría trabajar en otra región y demoraría lo mismo.
Descartada la posibilidad de un trabajo real en el corto plazo, revolcarse en el charco de la autocompasión vuelve a ser una opción sumamente atractiva.
No sé nada, no puedo hacer nada, no tengo plata para hacer nada porque la perdí toda estando recién operada, ya no tengo excusa, porque no estoy recién operada, no sé hacer nada bien.
Oh, espera, sé arreglar bicis! Lo siento, estoy demasiado ocupada autocompadeciéndome.
Y luego de toda esa pataleta interna, que es como cuando una llora, pero sin las lágrimas me puse a pensar que no debería ser tan mala conmigo misma porque finalmente todas esas ideas deprimentes solo me seguirán manteniendo inmóvil. Tampoco es la gracia buscar excusas porque eso nos deja en el mismo lugar de inactividad porque hay una excusa que respalda que no haga nada, pero si es útil buscar una fuente alternativa del problema.
Luego de mucho pensar, llegué a la conclusión de que no es que me abrume la dificultad de algo, sino el hecho de que quiero hacer muchas cosas al mismo tiempo y todos esos deseos se topan en el marco de la puerta sin que ninguno pueda salir, como las enfermedades del señor Burns.
Por ejemplo, yo quiero escribir, pero me siento sin ideas, siento que mi super novela está llena de vacíos anecdóticos, así que decido que debo leer, y como tengo una cosa donde puedo leer cualquier cosa en formato epub, me meto a una página de epub gratis donde hay chorricientos libros.
Como hay chorrocientos libros, hay chorrocientos temas y así es como me echo una hora completa puro descargando libros y pasándolos al e-reader. Entonces, quiero leerlos todos y no me decido por ninguno, y ahí estoy yo, procrastinando, bajo la idea falsa de estar buscando ideas para rellenar la novela.
Pero también quiero dibujar cosas, y también quiero coser y hacer vestidos, y hacer guantes, y hacer cuellos, y quiero terminar de leer el libro de Helen Fisher y el Segundo sexo... Y también debo hacer cosas lateras, como ordenar mis exámenes, sacudir el mueble, lavar mi ropa... etc.
Al final no hago nada y me pongo a jugar Age of Empires.
Iré a cortar género mejor, mañana tengo mucho que coser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario