Llevo un poco mas de mes y medio tomando corticoides.
Y bueno, me he matado de hambre y he subido un kilo. Pero siendo justos, tuve un año nuevo, un cumpleaños y una navidad en las que comí normalmente porque no iba a andar peleando mas de lo habitual por la comida. Es decir... tengo límites.
No me he podido mover mucho porque tiendo a tenerle mas miedo a mi pérdida de capacidad respiratoria, porque es probable que de verdad no esté recibiendo suficiente aire y me pueda desmayar en medio de la calle, así que cobardemente corro hasta que me duele el hombro, cosa que ocurre antes de que me empiece a faltar la respiración de verdad. Que duela el hombro izquierdo no es divertido, a pesar de que un dolor de infarto es evidentemente mas fuerte y te inmoviliza el brazo... nunca es divertido y asusta.
Así que entre la cobardía, la paja y el ansiedad por comer con la que lucho cada día, podemos decir que subir un kilo en lugar de 5 ha sido un logro, no por eso ha sido gratificante.
El otro día, una mujer, evidentemente mayor que yo me dijo "señora, siéntese", mientras se paraba porque claro, ella se bajaba y obviamente yo le parecí la mejor opción para ofrecer su benevolente asiento. Bitch!
Con dos palabras, me obligó a hacer todo un trabajo mental para no dejarme abatir por mi propia inseguridad. Mal que mal, estaba en medio de la vía pública y una no puede simplemente darse el lujo de volverse invisible o ponerse una faja en medio de la calle. Hay que seguir, con la frente en alto, como cuando te gritan cosas en la calle y te sientes tremendamente incómoda, exhibiéndose, a pesar de todo.
Yo ya estaba gorda de antes, porque gracias a la operación, no me moví en 3 meses. Ya estaba gorda de antes de la operación, porque el trabajo no me daba tiempo, ni ánimo ni ganas de vivir como para tener la voluntad de ejercitarme. Y todo eso, que me molesta, intento dejarlo de lago, diciéndome que ya adelgazaré, que tenga paciencia... para que venga una vieja qlia que no me ha visto en la vida a decirme que no me estoy haciendo mas joven y que además parezco embarazada. Me anduve descompensando en su momento, pero hoy pensaba que en realidad, ¿Qué importa si parezco embarazada? Lo importante es que no lo estoy y que tal vez, si ya me veo así, podría simplemente tomarme la toma del corticoide como un embarazo liviano y resignarme a que la gente me ofrezca el asiento en el metro, o me pregunte si estoy embarazada o de frentón lo afirme en mi cara para que mi suegra les explique que es culpa de la operación y los corticoides.
Así que esa será mi nueva actitud de vida, tomarme la gordura como un embarazo sin guagua, que ya se acabará y que eventualmente volveré a la normalidad.
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