jueves, 19 de mayo de 2016

De por qué no debe preocuparnos la tecnología (ni la enajenación)

No sé por donde empezar, ni donde terminará ésta entrada, pero acá voy.

El otro día se subió un "jijó" al metro. Se puso a decir que lamentaba interrumpir los whatsapp y los twitter de la gente, como si todos lo que no lo queríamos ahí era simplemente porque estabamos enajenados en la tecnología y no queríamos apreciar la belleza del mundo real. Lo que al parecer ignoraba éste hombre, es que su música era penca y cae mal que quieran chantartela con un amplificador. Y si, lo digo a propósito invocando el doble sentido.
Y ayer, escuchaba yo un programa de radio, donde una gente se pone a hablar un tema diferente cada día. Ayer, era sobre las redes sociales.
Criticaban a las redes sociales en base a las cosas que hacía la gente en éstas, como si estos comportamientos no fueran una simple extensión del comportamiento humano. Criticaban a aquel que se muestra bien en facebook a pesar de no estarlo y yo pensaba en todos aquellos que fingen lo mismo frente a personas tridimensionales.
Y yo, yo puedo estar sumergida en el whatsapp, pero no estoy hablando con androides, estoy hablando con seres humanos especiales, único e irrepetibles... finalmente mi comportamiento, no es mas que una extensión de la necesidad humana de comunicarnos, de interactuar con otros seres humanos. No los toco, no los escucho, no siento respiraciones... etc. pero para eso está la junta real, pero entre medio, está el complemento, la belleza de ver a un perro lamiendose el trasero y poder comentárselo inmediatamente a una persona, como si estuviera al lado tuyo, como si fuera caminado contigo en ese mismo instante. No es mas que la materizalición de un deseo que ha tenido la humanidad desde sus orígenes, y que en algún momento simplemente lo llenaron con religión: el deseo de sentirse acompañados en todas partes.

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